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Antes que lleguen los zopilotes de Jonás N. Díaz

Crítica Interlatente de Susana Pedroza
 

Antes que lleguen los zopilotes de Jonás N. Díaz

Envuelta en la niebla de una inundación Luvina dispara a los zopilotes en el cielo, acto derivado del augurio que llevan consigo estas aves. De esta forma comienza Antes que lleguen los zopilotes (2023), ópera prima de Jonás N. Díaz, la cual se sitúa como una de las películas más propositivas dentro de lo contemplativo y contemporáneo de lo creciente en el cine mexicano. 


En ésta sucede lo siguiente, Justino se ahoga en compañía de Tuza, quien supone haber sido su amante. Entonces, Tuza busca a Luvina, la ahora viuda de Justino, para rendir su pésame. Así, durante el encaramiento de ambas experiencias femeninas, Luvina propone a Tuza buscar el cuerpo de Justino para enterrarlo por compasión de su matrimonio con el reto de encontrarlo antes que lleguen los zopilotes. 


La película expone bajo la atmósfera del realismo mágico de Rulfo y el legado del cine de oro mexicano su contenido. En ella, la sensación de encierro y libertad desarrolladas en los personajes femeninos fungen como un parteaguas para la mezcolanza de sus cualidades en el intento tan humano de desafiar a la muerte. De escapar de la soledad que trae consigo o de al menos rebasar su paso. 


Con lo anterior, tomando al cuerpo acuoso como el conductor de dos dimensiones que conviven en simultáneo, en la película la vida y la muerte se conectan en el desasosiego en el limbo, representado por la niebla. Entonces, a través del agua sucede el reflejo de la vida en ambos parajes, donde lo material resta en el tiempo suspendido esperando ser pescado y redescubierto. 

De igual modo en la escenografía se plantean visualmente dos rincones del cine mexicano previo a la década de los años cincuenta: el ranchero y el de contexto urbano. 


Aunado a la sensación de encierro aderezada en claroscuros del blanco y negro, el lenguaje de los personajes aflora en las referencias de la literatura mexicana de autores como Bruno Traven, Mariano Azuela y el mismo Rulfo. Asimismo, la reproducción de la imagen de La Doña se relaciona en la interpretación de María del Carmen Félix en el personaje de Tuza, señalando cintas como La diosa Arrodillada (1947) o La Cucaracha (1949). E incluso a María Candelaria (1943) o La perla (1947)  con el elemento de Remedios, el bote. 


Finalmente, la película se construye genuinamente en la fantasía y el misticismo, ambos elementos característicos de la idiosincrasia mexicana; sin embargo, me parece, va más allá de sólo la representación de éstos. Bajo una narrativa circular y desmenuzada en cinco capítulos Antes que lleguen los zopilotes logra su figura estética cinematográfica con creatividad. Denota principalmente su consistencia en la historia para sostenerse a través del sonido envolvente de dos dimensiones conectadas entre sí por la muerte corriendo a unos pasos.



 





 

Interlatencias Revista

marzo 2024

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